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“Os franceses, como sempre, insisten en ser diferentes”

Corre el año 2012. El mundo editorial se tambalea con la llegada del libro electrónico, pero la irreductible República Francesa resiste: en su geografía se cuentan 2.500 librerías y entre 2003 y 2011 las ventas de libros se incrementaron en un 6,5 por ciento. Mientras tanto, en el Reino Unido pelean para detener el sacrificio de libros en la Biblioteca Central de Manchester, en Israel se indignan por la negativa de Alice Walker a permitir la publicación de El color púrpura y en Colombia celebran los 50 años de un libro que hizo historia.

FRANCIA

“Los franceses, como siempre, insisten en ser diferentes”, escribe Elaine Sciolino en The New York Times. Y es que mientras en el resto del mundo se suceden las malas noticias sobre las ventas de libros y los cierres de librerías, en Francia siguen vendiéndose libros (entre 2003 y 2011 las ventas aumentaron en un 6,5 por ciento) y abriéndose librerías. ¿El secreto? Según enumera Sciolino, la idiosincrasia -“Hay dos cosas que no se tiran en Francia: el pan y los libros”, dice el editor Bernard Fixot– y el intervencionismo estatal, que impuso el precio fijo de los libros y echa una mano a las librerías con subvenciones y créditos sin intereses. Los pronósticos, no obstante, auguran que Francia está retrasando lo inevitable y el mercado impodrá su ley. O quizás no: el ministerio de cultura publicó un estudio el pasado mes de marzo en el que hacía varias recomendaciones para evitar desastres editoriales, como limitar los alquileres de las librerías o establecer fondos de emergencia para los libreros. Por lo pronto, Hollande ha anunciado que retirará la medida propuesta por Sarkozy de incrementar el IVA en los libros del 5,5 al 7 por ciento. Ah, y la lectura está de temporada alta en Francia: según un estudio, los franceses leen mucho más en vacaciones. Su media anual está en 11 libros, y en verano devoran tres. (vía The New York Times, The Guardian y Liberation).

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Foto: La librería parisina Lutece, especializada en novela gráfica. / Karon Flage, Flickr